Cómo transportar medicamentos en frío

4 de noviembre de 2022

Conservar la cadena de frío siempre es importante cuando hay que almacenar o transportar productos que deben conservarse a una temperatura determinada, pero esto se vuelve esencial cuando hablamos de medicamentos. Las empresas implicadas en la distribución deben estar al tanto de cómo transportar medicamentos en frío para asegurarse de que estos no se ven afectados por un cambio de temperatura.

Claves para el correcto transporte de medicamentos refrigerados

Respetar las temperaturas de conservación

La temperatura de los medicamentos tiene una importancia vital en su efectividad. Por ejemplo, si una vacuna es almacenada o transportada a más grados de lo indicado por el fabricante para su conservación, cuando llegue a su destino, nos vamos a encontrar con un medicamento que vale mucho dinero y que no va a servir ya para nada, porque habrá que desecharlo.

Hay que tener en cuenta que la temperatura óptima de conservación de cada medicina no es la misma en cada caso. Por eso, este es el primer factor al que hay que prestar una especial atención.

Lo recomendable es que la temperatura esté monitorizada durante todo el proceso de transporte. Incluso se aconseja instalar alarmas que avisen en caso de que la temperatura se desajuste de forma notable.

Hacer un correcto mantenimiento y una buena higiene del vehículo

En el caso del transporte de alimentos perecederos, existe el tratado ATP, que opera a nivel internacional y determina en qué condiciones debe hacerse el mismo, y los requisitos que deben cumplir los vehículos dedicados a estas operaciones.

Con los medicamentos no pasa lo mismo. El transporte de medicamentos refrigerados no tiene una normativa internacional como el ATP, sino que se rige por una Guía de Buenas Prácticas de Distribución.

Lo que nos dice esta guía es que todos los vehículos dedicados al transporte de medicamentos que deban tener una temperatura controlada necesitan contar con un contrato de mantenimiento.

En virtud de ese contrato, las empresas someterán a sus vehículos a revisiones periódicas y deberán guardar los informes emitidos, por si estos son solicitados por las autoridades sanitarias.

Otro factor importantísimo es la higiene del vehículo. No es solo que el habitáculo destinado al almacenaje deba estar limpio y desinfectado, es que se establecen algunas limitaciones. Por ejemplo, si un camión refrigerado se utiliza para transportar productos marinos, ya no se puede emplear para el transporte de medicamentos.

Tener un protocolo ante las incidencias

Transportar los medicamentos en un camión o una furgoneta refrigerada exige un control mucho mayor que el que hace el consumidor final al guardar medicamentos en la nevera.

El transportista es responsable de que los productos lleguen en óptimas condiciones a su destino. Pero durante el viaje pueden surgir todo tipo de incidencias: una avería en el sistema de refrigeración, un desplazamiento y caída de la carga, un pinchazo que obliga a una parada larga en el arcén…

Todo este tipo de incidencias deben estar previstas y se debe contar con un protocolo de actuación ante ellas. En muchos casos, la solución pasa por que el transportista avise lo antes posible de la incidencia y la mercancía sea pasada rápidamente a otro vehículo.

Protección de la carga

Hay que asegurarse de que los medicamentos viajan bien protegidos, para que se conserven a la temperatura óptima y no sufran daños. Por ejemplo, si se transporta un vial de vacunas de forma incorrecta, aunque la temperatura se mantenga constante, este puede caer y romperse.

Dado que los medicamentos tienen un formato pequeño, en muchas ocasiones se opta por transportarlos en cajas de poliespán que funcionan también a nivel isotérmico y pueden mantener la temperatura controlada. También hay otras alternativas como las bolitas de poliestireno, que evitan que los bultos puedan moverse y dañarse.

Cuidar la entrega

El momento de la entrega de la mercancía a su destinatario es especialmente complicado, porque existe el riesgo de que se produzcan desajustes en la temperatura o de que el producto se dañe si hay una manipulación incorrecta.

Es necesario que el embalaje exterior incluya toda la información necesaria para una correcta manipulación, y que el transportista siga las instrucciones al pie de la letra. De hecho, nunca debería abrir el paquete a no ser que se lo indique el remitente.

Por su parte, el destinatario debe revisar lo antes posible que los productos no estén dañados y responsabilizarse desde ese momento de mantener el medicamento a la temperatura adecuada.

Siguiendo estas buenas prácticas, y utilizando las herramientas más adecuadas para conservar la temperatura y garantizar la seguridad de los medicamentos, estos deberían llegar a su destino final en óptimas condiciones.

Teniendo claro cómo transportar medicamentos en frío, podemos afirmar que los camiones refrigerados de caja rígida, los contenedores isotermos o las cajas y los embalajes de poliespán, como los que tenemos en Aispor, harán que esta misión sea mucho más fácil de cumplir.